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Crónica de Argentina: cuando los maños eran gallegos


La pequeña Caroline con acento zaragozano caminó hacia la luz de una latitud y una estación distinta, la luz de una calle Corrientes rioplatense preestival y presagiando que esa búsqueda que le llevaría hacia lo salvaje sería sin concesiones ni remisión alguna. Juan Aguirre y Eva Amaral como la Caroline de su Antártida emprendían la gira latinoamericana y pisaban suelo argentino (Buenos Aires, Córdoba y La Plata) para presentar Hacia lo salvaje, su último trabajo editado y que ya va dando paso al que en breve verá la luz, «Amaral 1998-2008».

El Teatro Gran Rex de Buenos Aires se convirtió en el templo sonoro de la formación en el que la devoción de los asistentes y la energía de la propia banda postulaban el aletargado devenir de un show cuidado y calculado en el que cada tema seleccionado tenía un trasfondo específico y único. Pero no adelantemos acontecimientos, ya que Juan, Eva y los suyos, como buenos anfitriones, tuvieron compañía escénica con los locales Rubin y los Subtitulados. Con Sebastián Rubin a la cabeza, presentaron algunos de los temas de Más, como No me olvides, Margarita, No sé qué va a ser peor o algún tema anterior como Yo me quiero enamorar. Juampi Madelman (teclados), Manuel García (bajo), Alejo Provvidente (guitarra) y Martín Cuesta (batería) se quedaron a medio gas en los 20 minutos de show con los que abrían la noche. Poca potencia y escasa emoción para lo que posteriormente se saldaría sobre el escenario del Gran Rex.

Marcando terreno y autodeterminándose por derecho, Hacia lo Salvaje rompería esa comedida educación del público (nada de pitos o silbidos por la demora en su aparición sobre el escenario, sino aplausos respetuosos) para lanzar lejos, muy lejos de Corrientes, cualquier atisbo de refugio emocional. Por los aires, además de por los «buenos», hacían saltar cualquier expectativa y jugaron con una apuesta de riesgo y por arriba, muy arriba. Menos ornamentales y dejando atrás (quizás en La Riviera) la pantalla de leds que les ha acompañado en toda la gira, volvían a demostrar que no hay necesidad de acompañamientos innecesarios y que «con lo puesto basta».


Mano a mano, Juan Aguirre «el maestro de ojos verdes de Ciencia Ficción» y Eva Amaral desmenuzaron los 12 temas de su último trabajo en continuo estado de transformación. Desde Montaña rusa a Esperando un resplandor o Van como locos a temas más tranquilos como ese homenaje familiar que es Olvido, Riazor («...donde viven los gallegos...», como quedó puntualizado) o ese Cuando suba la marea que cerraba su show y que se convertía en el beso final tras el maremoto de emociones compartidas. Pero sin duda atesoraremos dos de los cortes que más enervaban las ansias de cambio y de venganza en estos días... un Robin Hood que bajó a Eva del escenario del Gran Rex y sin dejar de emocionar con ese «...es que yo aún sigo con vida...» y, sobre todo, Como un martillo en la pared con el que recordaban la huelga general que solo 24 horas antes llenaba las calles españolas. A más de 10.000 kilómetros de distancia y mencionando a ese menor agredido en una de las manifestaciones... Tiempos convulsos metidos en la coctelera social que quizás la gran mayoría de los asistentes no compartiría con la misma intensidad pero que no podían obviar en la tierra de La Nación y El Clarín (y a buen entendedor pocas palabras bastan).

Y donde sin duda Amaral extasiaba vivencias y agitaba corazones fue con los temas más clásicos de la banda que se ganaban un anónimo «...sos grande, Eva...» desde la oscuridad de la sala. Temas que han ido transformándose cual camaleón musical y tomando una corporeidad extrema en la voz de Eva, lejos de aquellos falsetes y de la sencilla corrección de los primeros trabajos. Estallando en un registro más sangrante llegaba así una Estrella de mar con grito cherokee incluido e hipnótico mantra final con ese «...tú y yo nos abrazamos...»; o En sólo un segundo en el que Eva se convirtió en la bruja que conjura sensaciones a gesto de theremin. Pero en la recámara estaban todavía los cortes que nos harían sangrar de verdad. La Revolución que se trasmutó en «revolusión» a grito de platea y que quedaba proclamada de la forma más porteña, megáfono y batalla en cada puño y «...en cada entrada secreta...». Una lucha que no hacía más que comenzar en la despedida y que componía una coreografía ya indispensable con el Héroes de David Bowie (por cierto, menos coreado, quizás porque aquí ya lo tenemos más que interiorizado). La renuncia personal deshecha en amor con un Sin ti no soy nada que sonó en el silencio de un público más que respetuoso, rendido a «...las luces del alba...». Uno de los temas que ha crecido a golpe de lágrimas y que a Buenos Aires llegaba descarnado, sincero y desató a una Eva encendida en sus llamas vocales.

Como regalo, la reverencia a Chavela Vargas con Rogaciano, el huapanguero, tema que estrenaron en directo en Candeleda (Ávila) solo una semana después de que «la llorona» de la canción mexicana dejara caer su última lágrima. Guitarra y voz para Juan, Eva y también para la Azucena y la Cecilia... Ovación cerrada y larga para el luto musical en tonalidad ocre sobre el escenario. Un concierto muy medido y aprendido tras la larga gira que culminaba hacía solo unas semanas en La Riviera de Madrid y que les haría zarpar hacia tierras latinoamericanas. Poco espacio para las improvisaciones en un setlist calculado tema a tema pero en el que las emociones y los vellos erizados serían la constante en cada uno de los asistentes y en el que quedaba destilado, como el mejor alcohol, lo mejor de una banda que lleva al extremo su periplo hacia ese salvajismo sentimental y sonoro. En su camino todavía dos citas más transatlánticas, el miércoles 21 de noviembre en Lima y el sábado 24 en México D.F.

Desde estas líneas solo queda agradecer a la organización la deferencia que tuvieron con estos alquimistas «gallegos» en Baires... Cuatro días después de su concierto, ya de vuelta a este lado de la vida y continuando con nuestra rutina casi ritual diaria, despertamos y escuchamos en Hoy empieza todo de Radio 3 el Héroes con el que Amaral versiona a David Bowie... y todo parece no haber acabado situándonos de regreso en esa batalla que la banda acometió a cuerda y platillo en Baires. «Las señales no existen»... o quizás sí... Con ese resplandor que esperábamos de manos de Juan y Eva cerramos nuestra aventura rioplatense... o simplemente la dejamos medio abierta...

Lista de temas:

01. Hacia lo salvaje
02. Esperando un resplandor
03. El universo sobre mí
04. Kamikaze
05. Moriría por vos
06. Como un martillo en la pared
07. Hoy es el principio del final
08. Big Bang
09. Si las calles pudieran hablar
10. Estrella de mar
11. Montaña rusa
12. Riazor
13. Las puertas del infierno
14. No sé qué hacer con mi vida
15. Tardes
16. Robin Hood
17. Antártida
18. Cómo hablar
19. Olvido
20. No quedan días de verano
21. Van como locos
22. En solo un segundo
23. Rogaciano el huapanguero
24. Sin ti no soy nada
25. Revolución
26. Cuando suba la marea

TEXTO, IMÁGENES: Amalia Yusta

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