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Bienvenida

Bienvenidos al archivo histórico de la web amaral-online.net Tras el cierre de la web en el año 2016, ahora con algo de tiempo y perspectiva histórica hemos decidido recuperar aquellos artículos y crónicas originales que se publicaron en esta web. Os pedimos algo de paciencia, ya que hay algo más de 700 artículos que revisar en la etapa moderna de la web y de algo más de 100 durante el período en que la web se editó tecleando directamente sobre código HTML. La idea es ir recuperando primero las crónicas originales y después también algún que otro contenido interesante de la web. Gracias por vuestra paciencia.
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Crónica: Que empiecen a girar ya

Ese momento en el que te vuelves a sentir fan. De verdad. Lo notas cuando, días antes, quieres tenerlo todo organizado para que nada falle. En esa sensación de hormigueo a medida que se acerca el momento. En los nervios, cuando el día señalado, recoges todo y pones rumbo al punto de encuentro. Difícil saber qué ha cambiado; tal vez nada. Tal vez sea sólo una cuestión de ganas. Porque nunca hasta ahora había sido tan larga la ausencia de los maños. Y es que, desde que acabase su periplo festivalero con el concierto en el Sonorama Ribera de 2014, ha pasado más de un año y las apariciones –musicales- de Eva y Juan han sido muy, muy escasas. Rozando lo inexistente. Y ya lo dicen los anglosajones: « absence makes the heart grow fonder » –lo más parecido que he encontrado en castellano me resulta tan cursi, que espero que me perdonéis el préstamo idiomático–. El caso es que desde que descubrí que Eva y Juan tenían una cita con Radio 3 en el madrileño Conde Duque tuve claro que ese iba a ser

Amaral vuelve al Sonorama: Segundas partes no siempre son (igual de) buenas

A veces me gustaría poder resetear; borrar las experiencias previas y recuperar las sensaciones de la primera vez. Me gustaría volver a enfrentarme a un concierto como el que lo ve por primera, segunda o tercera vez y todavía anda descubriendo sonidos, alucinando con la voz, con las guitarras. Quizá es que son ya demasiados; tal vez es desgaste. Aquello de «no eres tú, soy yo». Porque igual eso explica que lo de Aranda me dejase más bien fría. Y es que debo confesar que, para mí, al concierto le faltó energía, con un repertorio raro que, aunque dejó algunos buenos momentos, no sonó como en las grandes noches. Ni siquiera como aquella noche de agosto de 2011 en la que los mismo 5 músicos, aun acoplándose unos a otros, se subieron por primera vez como banda al escenario arandino y derrocharon energía para demostrar que sí, que en el Sonorama también había cabida para Amaral. Aunque el Sonorama es mucho más que Amaral, aunque sean ya cinco ediciones del festival las que sume, mentiría si

Crónica del SanSan Festival

Muchas eran las ganas de ver a Amaral en directo después de mi último concierto en el DCODE Festival, y más teniendo en cuenta que no los vivía entre el público desde el acústico del Mombasa en mayo de 2013, y eso lo echaba en falta. Y muchas eran las ganas de escuchar en directo esos nuevos temas que presentaron en el FIV, así que visto el cartelazo del SanSan y que coincidía con las vacaciones, para Gandía me fui. El Festival pintaba bien, buenos grupos, buen sitio y solazo. Sin embargo, era el primer año del Festival y en algo tenía que notarse… Fue un auténtico desastre que pudimos notar desde el primer momento que pisamos el camino que nos llevaba al recinto, el Wonderwall Resort de Gandía. Eso era un camino de cabras bordeado por una acequia con agua de varios colores y variopintos habitantes; un camino que debíamos recorrer cada día dos veces, y te tirabas diez minutos largos caminando (a pleno sol por la tarde y con compañía de las ranas de noche). Aún así, tuvo su gracia. Sin

Crónica del DCODE 2013: desde el palco

Cuatro meses habían pasado ya desde la última vez que los Amarales habían tocado en España, concretamente en el Mombasa Café, el pasado 16 de mayo. Y cuatro meses, cuando te has acostumbrado a verles casi cada mes, son muchos meses. Así que el DCODE se esperaba con ansias, muchas ansias y sobre todo expectación. ¿Por qué? Pues, entre muchos obvios motivos, porque habían anunciado que estrenarían una canción nueva -no lo hicieron en el Mombasa- y ya hay ganas de ver en qué andan metidos. Así, tres meses y medio antes de la fecha, no dudé ni un segundo cuando salieron las entradas a la venta y saqué mis billetes para volver a salir de mi isla, esa que tanto quiero, pero que tan pequeña se me queda últimamente. La espera hasta septiembre se hizo muy amena con todo lo que nos iba llegando de su gira por Latinoamérica. Sin embargo, un caluroso día de julio, algo cambió totalmente la forma en que viviría ese concierto: amaral-online.net , junto al festival DCODE, anunció que sorteaban un pa

Crónica: «Bombaso» en el Mombasa

Hoy tengo cierto sentimiento onírico. La falta de sueño, el cansancio, las horas de viaje… ¿Es posible que en tan solo 18 horas desde que salí y volví a la isla hayan sucedido tantas cosas? A veces lo pienso y lo veo como desde un abismo, es surrealista, pero compensa, con creces. «Bombaso en el Mombasa», esto es lo que pensé inmediatamente después de ver el anuncio de este concierto. Bombazo ¡y de los grandes! Esta vez era algo especial, único e irrepetible: un concierto acústico de despedida de The Amarals , ante la insistencia de sus insaciables seguidores, antes de iniciar su gira por Latinoamérica. ¿Lo más tentador? En el formato acústico Juan y Eva acortan -todavía más si cabe- las distancias, están muy divertidos, espontáneos y frescos, y más si para ese concierto solamente se vendían 60 entradas. Los más cerca que he estado de algo así fue en el concierto en el Café La Palma de Madrid, allá por el día de Reyes de enero de 2011 y que está en mi top 3 de conciertos míticos de los

Crónica desde Holy Cuervo: Amaral, más cerca que nunca

« Heavy metal is the law ». Ese era el lema del evento musical que incluía una de las mejores actuaciones del grupo que jamás he visto. Ayer, día 20 de abril -por cierto, día del tercer cumpleaños de mi hijo: rubio, peludo y perro- tuvo lugar una serie de pequeños conciertos gratuitos en la tienda Holy Cuervo de Madrid. Era en honor del Record Store Day y Amaral figurara en el cartel. Gratuito, pero muy difuso, casi sin publicitar, solo confirmado por el dúo en el último momento y con un «aforo limitadísimo», tal como proclamaba un anuncio en el local. Antes de lanzarme a preparar el viaje, escribí a la organización para ver si merecía la pena el desplazamiento. Muy amablemente, me respondieron que entrarían solo las cincuenta primeras personas de la cola, así que igual me quedaba fuera. Estuve a punto de contestarles: «Tío, ¿tú sabes con quién estás hablando? Si en el 80% de los conciertos de esta gira hubiesen entrado solo las dos primeras personas, yo hubiera entrado en todos». Y,

Acústico solidario en El Sol (o la noche que Eva ganó a la gripe)

La primera vez que vi a Amaral en directo, Eva se estaba recuperando de un pequeño accidente que les había obligado a cancelar varios conciertos. Contaba que el médico le había recomendado reposo, pero que los maños son muy persistentes y ella había decidido que de eso ya había tenido suficiente. Había hecho, eso sí, una concesión y aquella noche no desenfundó una Godin aún impoluta –que conservaba aún su estado original, antes de que empezasen a llegar las sesiones de chapa y pintura–. La del martes en la sala El Sol –más de una década después de aquella noche alcarreña– fue otra de esas citas que demuestran que la maña está hecha de otra pasta. Otros con menos habrían cancelado; ella, con un gripazo que era imposible que pasase desapercibido, aguantó. Y más, porque por momentos pareció crecerse ante la adversidad. Quiso disimularlo –«no lo iba a decir hasta el final»– y acabó pidiendo comprensión, disculpándose por no estar al cien por cien, mientras decía que no habían contemplado c

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