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Crónica de Perú: La llegada a la tierra de los incas

20-11-12 (1am) En el aeropuerto

Llevábamos dos días sin dormir tras el recibimiento a Amaral de madrugada en el aeropuerto Internacional Jorge Chávez en la que una Eva sorprendida, pese al retraso del vuelo de Argentina a Perú, se tomó tiempo de saludar a cada uno de sus fans. Quedará en el recuerdo el seguimiento que le hice a Juan para abrazarlo y robarle una foto mientras él atinaba a decir que los disculpáramos por la tardanza, pero que estaban muy cansados. Aún así se portaron de las mil maravillas con todo su club.

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20-11-12 (12pm) Conferencia

Todo ocurrió tan rápido. La mañana del martes 20 de noviembre quedamos con los fans del club en encontrarnos a las afueras del hotel Estelar en Lima, lugar en el que estaban hospedados y donde darían la conferencia. Previas coordinaciones, llegamos a entrar y hasta pudimos participar haciendo algunas preguntas, camuflados entre los hombres de prensa, aunque los polos con el distintivo de la comunidad nos delataban. Una muchacha y yo fuimos las voceras del club y participamos con nuestras preguntas. En mi caso viví sentimientos encontrados: por un lado era la primera vez que participaba de una conferencia de prensa con respecto a mi profesión, y la segunda tenía a centímetros mío las miradas de Eva y Juan atentos a mis inquietudes. Fue una emoción muy grande, pero lo mejor vino después.

Una vez terminadas las entrevistas con los medios de comunicación, con la llegada del mánager pudimos tomarnos algunas fotografías y conocer más de cerca a Amaral. Cada uno tuvo la oportunidad de entregarles un regalo, pedirles autógrafos y hacerles una pregunta. Es curioso, pero me llevé la sorpresa de que Eva era la más suelta, risueña y carismática del grupo, mientras que Juan, muy a su estilo hablaba lo necesario y, eso sí, era de posar para las fotos.

Cuando llegó mi turno, le pedí primero a Juan un autógrafo y luego me dirigí a Eva, a quien le pedí un saludo grabado para una amiga de España. También le pedí un saludo para una radio online dedicada a Amaral y finalmente un autógrafo. Mientras firmaba una tarjetita en forma de postal que nos encontramos con Manolo -mánager del grupo- y le dije: «Soy Carla, la chica que tuiteó lo de Hacia lo salvaje en alemán». Eva me dijo que recordaba el tuit, pero que no lo había escuchado aún, aunque sí Juan. «Juan, ella es la chica que publicó lo de Hacia lo salvaje en alemán». Hasta ahora no puedo olvidar lo ojazos que se le abrieron al señor Aguirre cuando me dijo: «¿Tú fuiste?, ¿cómo lo encontraste? ¿Pero tienes contacto con el que lo subió a Youtube?» Nada fue lo mismo después de lo que dije. Yo me quedé flotando en el aire porque había conseguido despertar al señor Aguirre y yo sin poder decir nada. Luego hablamos de sus vídeos y de la existencia del apellido Amaral y que inclusive había un grupo de cumbia boliviano llamado Amaral al que ya habían oído. Fue muy gracioso la forma en como Eva los recordaba.

Terminado ese primer contacto con los chicos, nos fuimos contentos a almorzar y a pensar en los próximos regalos para entregarles durante y después del concierto del día siguiente. La idea era sencilla, hacer hora hasta la próxima entrevista del día y seguir a Amaral. Lamentablemente nos cerraron las puertas y sólo nos comunicaron por Internet los movimientos de Eva y Juan faltando pocos minutos para las entrevistas. Aún así, pudimos hacerles llegar nuestros cariños en la entrevista en la radio que tuvieron por la noche para la emisora Capital de Lima. Jamás olvidaré la perseverancia de mi amiga Milagros -fan que viajó horas enteras para verles en Lima- y quién me animó a llamar esa noche y participar del programa de radio para preguntarle a Juan si en el concierto cantaría. Una pregunta muy obvia pero que quiso dar a entender al resto de oyentes que Amaral es un grupo no una cantante solista.

Esa noche, Milagros se hospedó en mi casa y nos quedamos hasta tarde preparándolo todo para el día siguiente. Recuerdo que no pudimos dormir imaginando como sería nuestro primer concierto de Eva y Juan, pero sobre todo cuál sería la reacción del público peruano que sólo recordaba a Amaral por el dueto que hicieron con Beto Cuevas para la canción Te necesito.

21-11-12 (7pm) Encuentro de antílopes peruanos

Frente al retraso que tuvimos de llegar a la discoteca, nos encontramos con los chicos Carolina, Flor, José, Carlos, Elia y Kenny a las 7 de la noche. A la cita también acudió mi chico, a quién le debo el hecho de haber grabado el concierto casi en su totalidad, pues me permitió tomar sólo fotografías del concierto con total libertad, como una auténtica paparazzi.

Con mucha paciencia y ansias aguardábamos por entrar al recinto mientras firmábamos la bandera roja y blanca que entregaríamos al grupo esa noche, a la vez que escuchábamos tras la puerta de la discoteca la prueba de sonido. No pasó mucho tiempo y al poco rato llegó la presidenta del club en Perú, Cecilia, con otro fan, quienes al igual que Milagros y otros fans como Erika o Vladimir, llegarían esa misma noche a Lima, para conocer al dúo español. Así como una de las chicas, Karina, quien llegó con su novio y nos contó que hacía unas horas se había encontrado en la zona de parque con Eva, deambulando como un ciudadano común y silvestre.

A las 10 de la noche fue el momento en el que la cola para entrar parecía no tener fin. Pero lo que nos tenía contentos y asegurados era que la zona preferente estaría copada por la gente del club.

21-11-12 La bravura de Amaral

Cuando entramos, y como ya imaginábamos por las crónicas leídas en amaral-online.net, todos podíamos oír de fondo musical lo mejor del rock clásico, anglosajón y europeo. Tuvimos que esperar cerca de 30 minutos más de pie la salida del grupo, pero no importaba: todo parecía como un sueño que se estaba cumpliendo. A las 10:30 de la noche la impaciencia de la gente se hizo notar y empezaron a gritar y aplaudir. A este alboroto se contrastaba con la pasividad de Presser que probaba muy relajado cada uno de los instrumentos.

A las 11 de la noche las luces se apagaron. All tomorrow’s parties de Velvet Underground empezó a sonar solemne como siempre en el interior de la discoteca Gótica, un lugar pequeño que haría de esa noche el concierto más intimo que haya vivido. De pronto hicieron su aparición los músicos y una Eva en menudas prendas que robó a los chicos más de un suspiro. Así empezaron a marcar el tiempo inicial: Tony Toledo a la batería; luego le seguirían los primeros acordes de guitarras de Juan Aguirre; Jaime García S., Eva Amaral y el bajo de Chris Taylor, para así iniciar con el tema Hacia lo salvaje, canción potente que dejó sin voz a todas las chicas de la primera fila, incluyéndome. Jamás olvidaré la euforia y el delirio a flor de piel. Al termino de la canción el saludo correspondiente de la señorita rock and roll: «Muchísimas gracias. Buenas noches, Lima. Gracias a todos por estar en esta nuestra primera noche en Perú, una noche muy especial. Hemos acudido a vuestro sitio y respondido a vuestro llamado. Para nosotros es muy emocionante. (…) Venimos a presentar nuestro disco y todos los anteriores realmente». Al decir esto, el publico los ovacionó y así presentaron el tema Esperando un resplandor con la energía del público que reventó a mil. Puedo decir que el hecho de estar en la primera fila hizo que obtuviera unas fotos algo picantes de Eva.

Lo gracioso es que la gente gritaba y no sólo decían «viva» o lanzaban piropos a los músicos; también hacían sus pedidos musicales: Riazor, Mi alma perdida, Rosita, Héroes, Concorde, Tarde para cambiar, y un largo etcétera. Fueron algunos de los temas más solicitados. Luego le siguió el himno de libertad: El universo sobre mí, que aseguraba que esto era solo el comienzo de la fiesta, porque vendrían más tema como Kamikaze, que nos hizo literalmente saltar y disfrutar de los adorables falsetes del coro de la canción, sobre todo por el solo del bajo donde Chris Taylor, que adornó la histeria colectiva de los fans de Amaral. Luego para bajar un poco la energía pero no perder el ritmo, llegó Moriría por vos, que fue presentado por Eva con un halago a su compañero.

Después le siguió Como un martillo en la pared, igual de enérgica, que preparó terreno para otra canción de mayor tirón como es Hoy es el principio del final. Tema en el que Eva puso carita de niña inocente apoyada en el pie del micrófono y que fue correspondido por los increíbles aullidos del público con el ya conocido «uh-uh-uuh» una y otra vez.

Lo más admirable de todo es la energía que mantuvo Eva de principio a fin y el nivel de concentración de Juan Aguirre, pues no sonreía con nada. Las chicas no paraban de lanzarle piropos, pero él estaba totalmente abstraído en lo suyo. Luego le siguió la sexy coreografía de Big Bang, acompañada de los golpes imparables de pandereta y las estridentes guitarras, que crearon el clima perfecto de rock en Lima. Bajamos la adrenalina un poco, pero seguían imparable. «Estamos en familia, ¿no?», fue la pregunta que lanzó Eva y que fue correspondido por un sí al unísono. «Esta es la historia de alguien sobre la cual se hicieron muchas especulaciones. Pero cayó en picado». Esa fue la presentación de Eva para otro gran tema, Si las calles pudieran hablar.

Y en medio de la alegría salió a flote la electrónica y relajante Estrella de mar, tema con el que Eva y los suyos tomaron el timón del barco y navegaron en alta mar hasta llegar a los coros de indios que siempre hace Eva con la boca y la mano. Así llegamos y subimos a la Montaña rusa donde todos levantaron las manos al compás de los movimientos de la cantante, hasta llegar a la sutileza y melancolía de Riazor. Cuando todo parecía volver a la calma, regresó el torbellino de rock con Las puertas del infierno y No sé qué hacer con mi vida. Pese a que Eva se encontraba mal de la garganta, no se notó lo más mínimo, ya se entregó totalmente, convirtiéndose en la diosa de la noche. No es que sea fan ni nada, pero como capitán del barco Eva es pura energía. Así llegó el primer descanso de Eva y entró a comandar Juan Aguirre y Jaime García Soriano con Tardes, tema que todos amamos de principio a fin y la que indudablemente es la más dulce de todas las baladas escritas por el grupo.

En este momento, las chicas en la primera fila estábamos muy indecisas y no sabíamos si entregar la bandera o no. Yo por mi parte tenía una especie de imitación de cachirulo, al que le puse cariñosamente «el cachirulo peruano», que ya había entregado en el aeropuerto pero que esperaba dar nuevamente.

El chullo que enamoró a Eva

Mientras Eva volvía al escenario y se acomodaba en el suelo y explicaba que el siguiente tema era Robin Hood, aproveché el pánico y le entregué el segundo cachirulo. Jamás olvidaré sus ojitos diciéndome: «Oh, un cachirulo. Muchas gracias». A esta entrega le siguió un polo con la «marca Perú», al que Eva dijo: «Uy, tantas cosas», en referencia a la avalancha de regalos que le llegaron a ella de golpe. A este momento se le unió el más importante, la entrega de la bandera peruana del club con las firmas de todos los fans que asistimos al concierto y que fue alzado recibiendo la alabanza de todos. Cuando ya se disponían a empezar a tocar y dejando las regalitos a un lado, llegó uno inesperado: era un gorrito de lana, tradicional en Perú, cuyo nombre es chullo. Al ponérselo, buscó la mirada de Juan, como diciendo: «Mira, yo también tengo gorrita». Debo reconocer que la única persona en el escenario capaz de robarle una sonrisa o sacar a Juan de su abstracción musical es sin lugar a dudas Eva. Ese fue el momento mágico del concierto, en el que todos alucinamos y amamos al grupo. No por el hecho de ponerse el gorro, sino por la intención y la sencillez que los caracterizan.

Después le siguieron otros temas como la simpática Antártida, la encantadora Cómo hablar, la estremecedora Olvido y la bailable Días de verano, dónde Eva, al empezar, la canción hizo unas muecas por Juan como diciendo «Este tío está chiflado». Fue emocionante y gracioso la forma en que interactuaba Eva con Juan y Jaime, sobre todo por las caras que hacía este último. Jamás olvidaremos lo lindo y coqueto que era con el público.

Público amaestrado

«Necesitamos vuestra ayuda en esta canción, porque aquí tiene que haber unos coros en las estrofas que son como los de una multitud. Por lo que veo somos una multitud esta noche», dijo Eva. Y no era para menos. Bastó con un pequeño ejemplo y automáticamente la gente sabía qué hacer y así fue que acompañamos a la interactiva Van como locos, con un pequeño cambio de estrofa que pasó desapercibido. A esta catarsis pública le siguió el misterio envolvente de En sólo un segundo cantada por todos. Al iniciar la canción, Eva y Jaime usaron una especie de tubos de jebes que al girar emitían un sonido especial. El espacio era tan chiquito que cuando Eva soltó uno de ellos, este cayó fuera del escenario, a los pies de Milagros, quien al reconocer que fue un accidente lo devolvió al escenario. Con este tema Amaral hizo su primer retiro. A los minutos volvieron a aparecer para interpretar el homenaje a Chavela Vargas, Rogaciano el huapanguero, donde Eva hizo gala de sus recursos vocales característicos de su implacable y poderosa voz

El final

Cuando todo parecía terminar, revivieron la clásica y recordada Sin ti no soy nada, cantada por todo el público, que con el corazón en la boca presentía que el espectáculo estaba llegando a su fin. Enseguida Amaral pisó el acelerador y nos fuimos hasta el final con Revolución y Héroes. Temas con los que volvieron a desaparecer del escenario y la gente empezó a gritar: «Otra, otra, otra, otra», mientras la gente en la parte posterior y desde la barra golpeaban las mesas, como pidiendo más. Al rato apareció Eva con una botella de cerveza y, con un ademán de «a su salud», bebió un sorbo.

Este acto definitivamente era el preludio de que la función ya llegaba a su fin. A Eva le dieron una lista de todas las personas que participaron en el concierto, tanto el staff de Amaral como la gente de la productora peruana que los trajo. En ese momento agradeció a todos y fue cuando empezamos a gritar «Amaral Perú, Amaral Perú, Amaral Perú, Amaral Perú», una y otra vez. A Eva y a los muchachos les sorprendió y se quedaron en silencio unos instantes. Luego, muy emocionada, agradeció a Cecilia, la presidenta de la comunidad, y a todos por haberlos seguidos y haber confiado en ellos. Acto seguido se despidieron con el tema Cuando suba la marea, marcando así uno de los conciertos más inolvidables de nuestras vidas y que llevaremos en la mente por siempre.

Como curiosidad, decir que, como es costumbre, cada concierto de Amaral cierra con Moon River, pieza musical de Henri Mancini. Pero la canción duró a lo sumo un minuto porque al término del concierto de Amaral, quitaron la música de fondo y empezaron con un remix de reggaetón. Jamás olvidaré la cara de espanto que puso mi novio. Qué contraste, por dios.

TEXTO, FOTOS: Carla Agreda Nolorbe

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